Con el objetivo de diferenciarse en un entorno saturado, las marcas se involucran cada vez más en aspectos políticos y sociales. Sin embargo, este comportamiento multiplica tanto las oportunidades de éxito como las de fracaso: si solo hablas, pero no actúas, tu credibilidad como marca quedará en entredicho.
Y es que, ahora que los hábitos del consumidor cambian rápidamente, el propósito de marca nunca había sido tan importante. El estudio BrandZ, de Kantar, muestra que actuar de manera responsable es el factor que más influye en la reputación de una marca (49%). Las marcas ven el activismo como una forma efectiva de conectar con sus consumidores, que han adoptado una posición más crítica a la hora de decidir qué marcas comprar. Una tendencia que se ha acelerado durante el coronavirus.
Gracias a nuestros últimos insights, observamos que los consumidores españoles están más interesados en marcas que ofrezcan algo a la sociedad, como donaciones para investigación o formas de compensar su impacto medioambiental. En este entorno, las redes sociales pueden convertirse en un gran aliado porque proporcionan un espacio único en el que los consumidores se informan, interactúan y expresan sus opiniones.
Pero todo este activismo puede acarrear un riesgo: el propósito de marca debe quedar siempre claro para el consumidor y todas las acciones deben acompañar este enfoque. Si no, ciertas campañas podrían ser percibidas como oportunistas o falsas o, incluso, la propia inacción o el silencio de una marca puede hacer que el consumidor se pregunte: ¿Qué hizo esta marca por mí durante la pandemia?
¿Cómo adaptar tu estrategia de comunicación y medios para alcanzar a tus consumidores en 2021? ¿Y cómo medir si está siendo efectiva?